…, y para universidades, investigación, pensiones, residencias de mayores, atención a la dependencia, en definitiva, para atender a las necesidades sociales mediante robustos servicios de titularidad y gestión pública directa. Desde CSO estamos convencidas/os que, venciendo los oportunistas mensajes que inundan los medios, la inmensa mayoría de la clase trabajadora comparte tan razonable posición.
Sin embargo, en un nuevo ejercicio de cesión de soberanía, el pasado 14 de marzo el presidente del Gobierno español anunció la decisión de incrementar los gastos militares hasta el 2% del PIB para el año 2024. Obedece así las órdenes dictadas por el Premio Nobel de la Paz Barack Obama durante una cumbre EE.UU.-UE celebrada en marzo de 2014, precisamente en el contexto del golpe de estado del Maidán en Ucrania.
La cuantía real de los gastos militares del Estado español es un permanente misterio por resolver. Se estima hasta en un 55% el gasto militar oculto en una multitud de departamentos ministeriales. Tomando como base los 10.155 M€ oficialmente reconocidos como presupuesto del Ministerio de Defensa para el presente año 2022, que representa el 0,8% del PIB previsto, se requiere incrementar los gastos militares en más de 15.000 M€ para alcanzar ese 2% del PIB que exige la OTAN (1). De acuerdo con los más recientes datos oficiales disponibles, este incremento del gasto militar dictado por la OTAN equivale a una vez y media el presupuesto de todo el sistema público universitario, a cerca de dos veces el presupuesto sanitario del País Valenciano, o a 1,25 veces la inversión de todo el Estado en la maltrecha Atención Primaria.
Frente al inconmensurable gasto militar, cuya cuantía se estima que ha crecido un 129% en el último cuarto de siglo (1) y que ahora, obedeciendo a la OTAN, el Gobierno español pretende más que duplicar en tan solo dos años, las organizaciones de la sociedad civil: sociales, políticas y sindicales (al menos las que se reclaman del sindicalismo de clase) deben responder con contundencia exigiendo su drástica reducción. La seguridad que los pueblos necesitamos no proviene de las armas ni de los ejércitos sino de la resolución de los graves problemas medioambientales que nos amenazan; del establecimiento de relaciones internacionales sustentadas en la paz, la justicia social y el respeto a la soberanía; de la estabilidad, la salud y seguridad en el puesto de trabajo; de una educación, sanidad, pensiones, atención a la dependencia, cultura, investigación,…, públicas y de acceso universal.
En el caso de las Universidades Públicas en general, y la UMH en particular, así como la CRUE y las sociedades científicas y médicas, no pueden más que denunciar públicamente la escalada de gastos militares o convertirse en cómplices de la misma. Desde CSO rescatamos las consignas que nunca debimos olvidar:
¡Si quieres la paz, no prepares la guerra!
¡OTAN NO, BASES FUERA!